DESARROLLO & ECONOMÍA: TODOS JUNTOS POR SEPARADOS
- Christian Eulerich
- 15 jul 2023
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 20 feb
Soy industrial, empresario, inversionista y hace tiempo que me pregunto por lo establecido. Mercados y Gobiernos que no funcionan; no garantizan la Dignidad Humana hace demasiado. ¿Estamos dispuestos a revisar nuestras prácticas? Con este escrito propongo asuntos que emergen con mi rol económico. Quiero tratarlos de una vez por todas, distinto. Disfruten la lectura.

Harán unos diez años que observo los intersticios de la Economía funcionando globalmente. En especial a sus expertos, los escucho y finalmente empiezo a comprender sus mundos, sus lógicas; proclaman sus ciencias desde enunciados que jamás han sido disputados. Tampoco parece que preguntan sobre los efectos de sus teorías.
Don Christian, ¿cómo puede ser posible tanta contradicción en pleno siglo XXI, no entiendo.
A mí también me cuesta asimilar semejante situación. Pero es así, mis colegas vociferan que avanzamos, cuando a toda luces la paz social del mundo retrocede. Lastimosamente así funciona también nuestro planeta y te presento a una de sus protagonistas: las teorías. Pero ellas no están solas, naturalmente se fundamentan en sus eternas buenas intenciones y la de sus creadores.
Pero suena extraño que algo con buenas intenciones nos haga daño.
Pues no solamente eso, además se ha vuelto un monstruo ideológico imposible de frenar, precisamente porque sus intenciones son loables, nobles, futuristas. Uno se pregunta entonces:
¿Cómo hacer frente a algo así y a sus cabales representantes?, mis colegas.
¿Cómo compartir sin que se ofendan con letrados, masters y egresados del Norte, que hace buen tiempo no estamos haciendo solamente el bien?
¿Cómo hablar de lo no tan bueno, cuando mi clase social solamente permite ser positivo, esperanzador, innovador de modelos y teorías?
Tengo testimonios articulando estos asuntos y los procesos se vuelven incómodos, pero tal vez porque yo también soy testarudo con lo mío; no aceptar más todo lo que me cuentan del Desarrollo, el Progreso, la Democracia. Sea como sea, el tiempo pasa y a pesar de todos los reveses que sufrimos, el espacio sigue siendo de algunos elegidos. Casi siempre son los mismos, personas con voces y mensajes que se oyen por todos lados. Por el momento ellas y ellos no saben más que insistir desde el fondo de sus corazones. Generalmente alegan seguir creyendo en el liderazgo, las inversiones, nuevas tecnologías, empleos de calidad, cuidado del medio ambiente y las cosas mejorarán.
Pero nada mejora, Don Christian. Me refiero a que las cosas mejoren para todos.
Así es, en «nuestras narices» el fundamento tiene fallas estructurales y está haciendo agua por todos lados. El crecimiento Económico y las Políticas Públicas siguen inclementes con el ser humano y no solamente en Paraguay o Latinoamérica.
¿Y cómo debe funcionar entonces esta maldita economía, el Desarrollo Humano? Me pones nervioso, ¿dónde está tu propuesta, Christian? Solo leo quejas.
Creer que hay formas exclusivas de hacerlo (propuestas) es tal vez parte de la estructura que nos inflexibiliza, nos vuelve necios hace siglos. Creo que todos estamos de acuerdo con el «fin supremo» de cualquier teoría, ciencia o tecnología, cual es contribuir al desarrollo de cada persona, su bienestar, asegurando que cada ser humano pueda elegir «ser artífice» de su destino. Interpreto que la idea con esto es hacerlo juntos como humanos, no por separado, yo con mi propuesta. Lo que todos perseguimos involucra indefectiblemente a todos, no a algunos solamente.
EL EMPLEO
Hay algo que nos aglutina en este vivir para juntos progresar. Se trata del trabajo, la gran mayoría lo necesitamos para vivir. Entonces, los Empleos, sean públicos o privados, significan algo para lograr este (antiguo) proyecto modernista. Y esta intención –que entonces es también dominio de quienes gestionamos empleos públicos o privados– no acaba con el compromiso de retribución económica al trabajador, tampoco con trabajar (solamente) ocho, seis horas por día o cumplir con el seguro social, acuerdos establecidos ya en el siglo pasado. No, esto que leen sobre nosotros –nuestro desarrollo junto a nuestra forma de vida– son cuestiones importantes que van mucho más allá y por eso forman parte de los deberes e intervenciones de las Ciencias Sociales; la Sociología, la Ciencias Políticas, la Filosofía, la Sicología y especialmente la Economía, que nació justamente para cuidarnos en este proceso de desarrollarnos juntos.
La Economía es una ciencia social más, nunca fue elegida como «protagonista», juez y parte de este proyecto humano, aunque hoy estos son lugares que ella ha ganado, lastimosamente. Merezca o no esta ciencia tanta devoción, ella acapara todos los espacios y eso me ocupa y preocupa hace buen tiempo.

Los protagonismos definitivamente no son la mejor posibilidad, salvo para ellas y ellos mismos. Ya no creo que alguna teoría –política, económica o espiritual– resuelva con sus cabezas lo que no lo han logrado por siglos. Yo sé que este modelo funciona para una minoría y sinceramente esta realidad podría ser parte de una posibilidad, una demostración que el progreso para todos es posible. Sin embargo por el momento no estamos sabiendo como articular distinto nuestras formas de hacerlo; parece que la idea misma nos desespera y salimos corriendo junto a nuestras ideologías.
También creo que las teorías y sus practicantes se han vuelto soberbios con sus creencias. Un sociólogo jamaiquino Stuart Hall decía que si las teorías no sirven para descentrar, desfijar lo que creemos que funciona, está determinado y es necesario, entonces no sirve para nada más que hablar fluidamente sobre los temas, citar autores que otros no entienden, negar lo que puede ser útil.
Christian, ¿porqué decís eso? Tenemos las mejores buenas intenciones. Estamos modificando lo que tenemos, es lo mejorcito que hay y funciona. Ya sé, no funciona para todos, pero tenés que ser paciente, tener fe y veamos qué pasa con el nuevo gobierno, los autos eléctricos y la inteligencia artificial.
Máximo, no estoy en desacuerdo en mirar siempre los vasos como medio llenos y seguir esperando que las teorías junto a sus promesas se cumplan, el problema es que no estamos solos y hay gente harta de esperar. Para colmo estas personas son mayoría y por generaciones ya han aprendido a resistir «este modelo» a su manera, incluso con efectos epigenéticos y alterarlos no va ser nada sencillo.
Yo veo una posibilidad, pero va requerir fuerza de voluntad extraordinaria y especialmente de algunos; ¿quiénes? Nosotros mismos, individuos con roles y privilegios marcados precisamente por una ciencia social, que creo ha olvidado su esencia; la Economía.
En sus enormes y demostradas limitaciones para administrar recursos de algunos para el bienestar de todos –minimizando costos y maximizando beneficios– ella ha conferido a algunos pocos capital, redes de contacto, poder y verdadero libre albedrío para tomar decisiones. En otras palabras somos pocos los que tenemos los privilegios necesarios para iniciar las transformaciones que las estructuras hoy requieren.
Se imaginan que esto –dicho de esta manera y sin filtros– no invita a nadie a problematizar voluntariamente este proyecto fallido, al contrario espanta su tratamiento, lo sé. Tal vez por eso hemos sido solo capaces de seguir creando uno y otro enfoque innovador y excluyente para el Desarrollo Humano, porque finalmente lo que pretendemos es cambiar a otros, sin transformar ni el modelo ni a nos nosotros.
Vuelvo a preguntarte, ¿cuál es tu propuesta, Christian?
Yo no propongo nada concreto, pues sino sería otro (nuevo) experto prometiendo soluciones globales. Solo intento problematizar nuestra situación, nuestras posibilidades y junto a otros construir algo nuevo, pues sólo entonces será algo de todos. Pero conversar de esto así me ha resultado imposible, pues las ideologías tradicionales me aplasta socialmente.
Siento responsabilidad con algo que está funcionando precisamente en contradicción a cualquier modelo ejemplar. Esto me produce confusión, porque soy parte y la situación empeora. Definitivamente el momento no es el mejor en mi país y diría en toda Latinoamérica y el mundo. La Economía intenciona, incide fuertemente la vida de cinto de miles de personas y sospecho que no somos consciente de ellos; el impacto que generamos no es necesariamente positivo.
¿Podemos hacerlo distinto?
Christian, ¿cómo puedo saber en qué creer? Porque lo tuyo es raro y encontré información que desmiente lo que decís.
Máximo, esto ya me dijiste antes. No se trata que tenga la verdad, sino que podamos conversar las verdades de todos. Algo que funcione y emprendamos juntos. Solo eso busco.
Christian Eulerich
PD: Esta es solo mi opinión. Hay temas que conversando movilizan nuestras ideologías, nuestras creencias de vida más profundas. Por eso mis escritos se asocian a la dificultad de plantear lo incómodo de la Economía en mi clase social. Encontrar personas para hacerlo no es sencillo. Aquí un 🔗 enlace para registrarte y recibir avisos sobre próximos posteos. Muchas gracias.
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