OPINAMOS SOBRE TODO, NO IMPORTA EL TEMA
- Christian Eulerich
- 16 dic 2024
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 4 abr
Antes de empezar te comparto que soy un empresario del sector industrial, y después de años lidiando con un sistema que no cambia, estoy cansado. Mercados y gobiernos establecidos que no funcionan y que hace demasiado que no garantizan la dignidad humana. ¿Estamos dispuestos a revisar nuestras prácticas? En este Blog visibilizo asuntos que hoy comprendo de manera distinta; siempre estuvieron, pero mis privilegios los distorsionaban.

“Todo aquello que el hombre ignora, no existe para ella/él. Así el universo de cada persona se reduce al tamaño de su saber”; esta es una frase de Albert Einstein, ¿será que la dijo así? Parece que no.
Me puse a buscar en Google escribiendo en su idioma original (alemán), para confirmar si Einstein realmente formuló esta frase, ya que aparece citada en muchos lugares. No lo van a creer, no encontré ninguna frase en alemán, que al traducirse, signifique siquiera algo parecido. Sin embargo me topé con una cita distinta, que me llamó la atención. Él dijo: «wenn die Menschen nur über das sprächen, was sie begreifen, dann würde es sehr still auf der Welt sein». Traducido sería; si la gente sólo hablara de lo que entiende, el mundo estaría muy tranquilo. Me pregunto, ¿qué habrá pensado él al expresar esa frase.

EL SABER ESPONTÁNEO
¿Qué implica entender, conocer, saber de algo?, lo pregunto, porque, generalmente, no saber es también algo involuntario. Y tal vez por eso el cerebro lo compensa con alguna teoría escuchada, opiniones leídas, junto a otras prácticas, disposiciones y modos de pensar relacionados con el contexto y la clase social de la persona que lo emite. Esto nos hace creer que «algo» sabemos y con eso «presunto y supuesto» conocimiento vivimos mejor.
Esto de hablar sobre lo que no sabemos sucede, particularmente, con lo que nos ocurre en lo cotidiano. La vida cotidiana es ese terreno de lo obvio, el «orden natural» de las cosas, es lo que aparentemente no tiene que ser reflexionado. Hagan la prueba; inviten a tres amigos comentar sobre un fenómeno molecular o el montaje de una máquina. Lo más seguro es que nadie diga algo, salvo que alguno sea químico, ingeniero industrial o algo por el estilo.
Pero si les preguntan a esas mismas personas que opinan sobre la pobreza, la conducta de una persona en la oficina, o la impunidad... van a ver todo lo que se desata.
Es así, Don Christian.
¿Conoces al sociólogo Pierre Bourdieu , Máximo? Él contribuyó a la ciencias sociales tanto como Einstein a las exactas, pero todos sabemos quién es más popular. Nuestra necesidad de hablar incluso sin saber pone en evidencia cómo el sentido común se construye socialmente. Varios fueron los aportes del científico francés al sentido colectivo, y a este fenómeno en particular, él lo denominó; la ilusión del saber espontáneo. Tendemos a creer que sabemos cómo se vive, y asumimos —sin cuestionarlo— que esa forma es la misma para todos. Desde esta lógica suponemos, que nuestras íntimas nociones del amor, de la decepción, del esfuerzo para merecer algo, del ser honestos mientras otros son corruptos, incluso de sentirnos los mejores, es algo idéntico para todos los seres humanos. ¡Esto era mi gran Error!

Cuando leí sobre este fenómeno por primera vez no lo entendí, tal vez inconscientemente lo rechacé. Luego, lentamente, empecé a ser consciente que hacía y sentía exactamente eso; no necesito que nadie me explique sobre cómo entender a mis empleados. Yo dominaba mis creencias sobre ellos, porque yo mismo la construí en mi cotidianidad productiva de ingeniero.
Recuerdo que me comentaste que el hecho de haber trabajado te hizo creer que ya podés opinar sobre cómo trabajar, cuando en realidad, el trabajo y el esfuerzo tiene en tu clase social un sentido totalmente distinto.
Así es. Por ejemplo, el fetiche que el latino no quiere trabajar, es impuntual, es ignorante. Esto que parece insignificante, es una condición que me habilitó disposiciones en mí por años y tuvo efectos que me hicieron creer que poseo los recursos, los conocimientos y por sobre todo la autoridad moral para opinar sobre la conducta ajena. Juzgaba comportamientos, sacaba conclusiones primitivas sobre aquello que en verdad no sabía; complejos sistemas biológicos, respuestas a factores ambientales que las personas resisten psicológicamente, una distinta a la otra y especialmente diferente a mí.
Si te pones a pensar, es una falta de respeto a los demás.

NO RESPETAMOS A LAS CIENCIAS SOCIALES
No puedo saber a qué se refirió exactamente el físico alemán con la frase que encontré de él. Tal vez tampoco siquiera la dijo, pues haberla leído en en alemán internet no implica su veracidad. De cualquier manera, puedo constatar –una y otra vez– que con las ciencias exactas nadie se entromete, pero a las ciencias sociales nadie les da un lugar, no las respetamos. Y a pesar de que estas ciencias «blandas» estudian precisamente nuestra complejidad de humana –madre de todos nuestros desencuentros–, y además lo hacen empíricamente, con metodologías similares a las que usamos nosotros, los ingenieros, generalmente evitamos sus aportes en la comprensión de la vida cotidiana. Una vida cotidiana que se manifiesta en las lógicas de mercado deshonestas, en las fallas con los clientes, en la rotación de personal y todo aquello que no nos gusta, pero que sabemos nombrar y explicar como expertos.
Christian, no defiendas tanto, porque hay practicantes de las ciencias sociales, sociólogos organizacionales incluidos, que no cuestionan casi nada. ¿A qué se debe?
Cuando involucramos verdaderamente a las ciencias sociales, los análisis y sus resultados vuelven lo nuestro algo muy incómodos. Por eso algunos les llaman aguafiestas; porque, tomadas en serio, estas ciencias rompen las ilusiones que muchos tenemos sobre la vida, el liderazgo y una Economía asociada a la idea de un mundo mejor. Y en ese contexto todo es aún peor. Desde el fondo de nuestros corazones me creía buen patrón, súper líder, hasta que empezamos a construir espacios seguros para conversar determinados asuntos y la inmaculada condescendencia empezó a diluirse para mí. Y que un psicólogo organizacional hablara de esto antes... jamás hubiera sido una posibilidad, la hubiera despedido inmediatamente.
Ahora que lo mencionas, qué horrible es haber estudiado, saber exactamente lo que ocurre y no poder hablar.
Las empresas, las metas de producción, son antes que nada fenómenos sociales que ocurren en la oficina. Esto es lo que más tarde se traduce en la caída de las ventas, las fallas repetitivas de producción, en las llegadas tardías y las ausencias injustificadas. Observados desde esta perspectiva, estos eventos rompen las ilusiones que tenemos de nuestras organizaciones productivas. Y eso genera tremendo disgusto, incomodidad, miedo y un rechazo selectivo a cualquier cosa que pueda relacionarse con estas intervenciones desagradable.
¿Por que tanto rechazo a cambiar, Don Eulerich? ¿Por qué tanta oposición a las idea que venís intentando compartir?
NADIE SE DISPARA A LOS PIES
Las respuestas a tus preguntas tienen que ver con cuestionar nuestras creencias de toda la vida. Lo que siempre nos dijeron de ser jefe, gerente, dueño, accionista, cristiano, ahora dado vuelta. Estas son las consecuencias de invitar a las ciencias sociales, pero lo desagradable que surge ya escapa a la responsabilidad de sus practicantes. Es harina de otro costal.
¿Será por eso que evitamos ir al psicólogo y los Economistas prefieren fragmentar sus análisis sobre nosotros?
Le diste en el ojo. La Economía particularmente utiliza información y conocimientos universalizados, evitan pedir miradas desde otros enunciados, como, por ejemplo, una aproximación antropológica que permita comprender la pobreza no solo como falta de ingresos, sino como una experiencia social, cultural y simbólica.
Na es tan sencillo como parece todo lo que hablamos y opinamos.
Christian, ¿cómo puedo saber en qué creer? Porque lo tuyo es raro y encontré información que desmiente lo que decís.
Máximo, esto ya me lo dijiste antes. No se trata que tenga la verdad, sino que podamos conversar las verdades de todos. Algo que funcione y emprendamos juntos. Solo eso busco.
Christian Eulerich
PD: Esta es solo mi opinión. Hay temas que, al conversarlos, movilizan nuestras ideologías y nuestras creencias de vida más profundas. Por eso, mis escritos están asociados a la dificultad de plantear lo incómodo de la economía en el contexto de mi entorno socioeconómico. Encontrar personas dispuestas a abordar estos temas no es sencillo. Aquí un 🔗 enlace para registrarte y recibir avisos sobre próximos posteos. Valoro que me hayas leído.
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